100 secretos para el éxito (parte 8)

72. "Si yo tengo un ganso que pone huevos de oro, debo estudiarlo y pensar cómo hago para que ponga dos, no pienso en cómo prepararlo para la cena del día de gracias" - Ross Perot

73. "La práctica no hace la perfección, solo la perfecta práctica hace la perfección" - Vince Lombardi

74. Si no pides no obtendrás.
Había un puesto de pan dulce frente a un edificio de oficinas en Nueva York. Un día un hombre salió del edificio y dejo una moneda en el puesto sin tomar su pan dulce y se fue, esto pasó todos los días por tres semanas.
Finalmente una viejecita que estaba en el puesto dijo: "señor discúlpeme, ¿puedo decirle algo?" a lo que el hombre respondió: "sé lo que va a decir, me preguntará por que dejo el dinero y no tomo el pan", la mujer dijo: "de ninguna manera, solo quiero avisarle que el precio ahora es de dos monedas". - W. Schreyer, M. Lynch

75. "No es el jefe quien paga los salarios, él solo maneja el dinero. Es el cliente quien paga los salarios" - Henry Ford

76. El ejecutivo que trabaja de 8 am a 8 pm cada día, será exitoso y siempre recordado por el siguiente esposo de su viuda.

77. Los abogados ganan más de los problemas que de las soluciones.

78. Si tu negocio no se mueve lo suficientemente rápido, piensa en la tortuga, quien no se mueve nada si no saca la cabeza de su caparazón.

79. Toma riesgos: No hace mucho, cené con Jim Burke. Estábamos analizando la toma de riesgo en los negocios. Jim me contó una historia.
Jim Burke fue jefe de nuevos productos en Johnson & Johnson. Uno de sus primeros productos fue una pomada para frotar en el pecho de los niños. Este falló miserablemente y Jim pensó que sería despedido cuando fue llamado a la oficina de su jefe, sin embargo, para su sorpresa, el Sr. Johnson preguntó si él había sido el hombre que costó tanto a la compañía y agregó "Bueno, quiero que tome riesgos, si no lo hacemos nunca creceremos, de eso se tratan los negocios".
Años después Jim fue nombrado director de Johnson & Johnson.

80. Negociación en su máxima expresión. J.P. Morgan estaba interesado en comprar un prendedor de perlas. El joyero encontró un precioso y se lo envió con una cuenta de US$5,000. Al día siguiente la caja fue regresada al joyero con una nota que decía: "Me gusta el prendedor, pero no me gusta el precio, si usted acepta el cheque adjunto por US$4,000 por favor reenvíe la caja cuyo sello de seguridad no ha sido abierto".
El joyero furioso devolvió el cheque con el mensajero. Cuando abrió la caja se dio cuenta que dentro estaba un cheque por US$5,000 de J.P. Morgan.

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