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| Cuando viniste a casa fue algo tan hermoso, como si el sol hubiese entrado dándole la tibieza que necesitaba. Parecías un pequeño osito gracioso, que por momentos se transformaba en un bambi, al parar tus grandes y graciosas orejas. Cada día me acompañaste como una gran amiga. Es por eso que hoy la única vez que no estás en casa compartiendo nuestra noche, porque quizás Dios te esté llamando, para ir el otro mundo de tus iguales, me sienta tan sola, y parezca que te veo por todos lados o te oiga con tu ladrido tan particular, que me llamas para estar junto a ti. ¡¡¡Nubila!!! Mi perrita hermosa, no puedo evitar sentir esta angustia.Fuiste fiel y sé que me amaste, con tu afecto de canino como no amaste a nadie. Ya pasaron veinticuatro horas que te fuiste para siempre de mi lado, en este mismo instante ya lo supe. Mi garganta se me anuda y mis ojos se llenan de las lágrimas que ruedan sin cesar por mis mejillas. Muchos pensarán que solo eras un animal y con eso suficiente. ¡No saben lo que significabas para mí! Mi congoja me supera y mi necesidad de acariciar tu dulce hocico, mirándome con esos ojitos que me expresaban todo tu cielo, me hacen elevar mi vista, pensando en qué lugar estarás, y si podrás saber lo que sentí siempre por ti, amiguita mía. Es difícil saber que ya no estarás. Compañera de mis noches y mis días en que solo tú estabas a mi lado, interpretándonos en ese lenguaje que las dos, nos sentíamos unidas. Nunca nadie sabrá la relación que nos unía, porque era algo que nacía sin que nada interfiriera, de una manera tan natural y nada común. Es por eso que explicarlo nunca podría. Parte de mi universo y de mi vida, ¿qué voy a hacer con ese vacío que dejaste? No espero que me comprendan, en este mundo egoísta en que vivo. En este mundo donde se cree que el único amor válido es el de los seres humanos. Yo sé que no es así, porque contigo aprendí el amor diferente. ¡Mi perrita hermosa! Jamás nadie te reemplazará. Fuiste la reina en mi casa y tuviste el privilegio, que no muchos de tus iguales tienen. El ocupar un lugar que yo te designé, donde más que mi perra, fuiste parte de la familia. Me imagino tocar tu lomo peludo, que siempre acariciaba, y no puedo dejar de sentir esta tristeza que me domina. Lo único que puedo brindarte, en homenaje a tu ida es decirte, que nunca jamás nadie te reemplazará en mi corazón ni en esta casa. ¡Nubila reina mía!, no sé si existirá el cielo de los perros, aún si así fuese, sé que estarás allí, y hacia allí siempre tendré mi mirada buscándote... ¡Adiós mi gran Nubila! Mi corazón sufre tu ausencia y no me avergüenzo que lo sepan, que solo es por un animal, aunque mis iguales piensen que solo ellos se merecen ese privilegio. Siempre estarás junto a mí, aunque materialmente solo seas, una energía en el infinito del universo. ¡Adiós amiga mía! Colaboración de Tara Barthz de Argentina. |
