Quiero pedirte, desde lo más profundo del grito de mis versos, lo único que este poema me permite: quiérete, quiérete mucho, quiérete tanto que hasta tú misma te llames pesada y empalagosa. Mírate a un espejo y que sea el espejo el que se sonroje. Bésate a ti misma como nunca has besado a nadie. Quiérete sin peros, porque eres la persona más importante de tu vida. Quiérete como querrías que te quisieran, quiérete desnuda, sin tallas que contar; quiérete libre, por encima de todas las etiquetas; quiérete loca, bailando en tu cocina a las tres de la madrugada; quiérete triste. Miguel Gane. |