Cuando le decimos a un niño: "eres malo" "eres tonto" "eres un desastre"… Para nosotros puede tratarse de un simple momento de enfado, pero a él se le quedará grabado para siempre y probablemente crezca sintiendo que eso es lo que es, viéndose limitado en muchos aspectos de su vida. Las palabras son energía y tienen una gran fuerza e impacto en las personas a las que van dirigidas. Las palabras pueden destruir a una persona o pueden reconstruir un corazón roto, todo depende de como las usemos. Lo mismo sucede con nuestros pensamientos, aquello que pensamos, creamos y atraemos. Cuidemos lo que decimos a los demás, cuidemos lo que nos decimos a nosotros mismos. Aprendamos a desaprender. Escribamos nuestra propia historia. Autor: Raquel del Rosario, cantante española. |